En placas, campanas y hachas de metal se han plasmado cabezas humanas a las que comúnmente se las denomina cabezas cercenadas o cráneos trofeos. Como rasgos típicos puede mencionarse que los rostros aparecen aislados, de a dos o de a cuatro y presentan escasos detalles faciales; se ubican de frente y las cabezas tienden a ser triangulares con mentones en punta u ovalados, boca abierta y ojos circulares; nariz, boca y ojos pueden componerse de una sola línea delgada. Una característica particular, a veces presente, son líneas verticales debajo del mentón; a partir de estas los rostros han sido interpretados como cabezas cercenadas y las líneas representarían los elementos destinados a sostener, llevar y manipular la cabeza, o bien a la sangre que chorrea del cráneo recién cortado. Usualmente no están expresados los dientes, la lengua ni las pupilas y pueden poseer atributos a los costados de la cabeza a la altura de las sienes que podrían corresponder a peinados.

Por su parte, en los últimos momentos del desarrollo cultural santamariano, aparecen en las urnas representaciones de cabezas cercenadas asociadas con los motivos de guerreros. Algunas de estas piezas presentan también en la porción superior de la sección media del cuerpo apéndices modelados de cabezas humanas, los cuales pueden ser interpretados como cabezas trofeo.