En algunas representaciones, el suri parece estar en actitud de correr. Al respecto, Quiroga (1992), repasando el folklore del Noroeste argentino, destaca la importancia del ñandú que precogniza la lluvia, y realiza observaciones acerca de su comportamiento en vísperas de la tormenta. Ve en la postura del ñandú una disposición a la carrera que interpreta motivada por la cercanía de la lluvia pues dicho animal anuncia la inminente tormenta con un comportamiento nervioso y movedizo. Se ha planteado que tal comportamiento responde a que en dicha circunstancia su plumaje se carga de electricidad estática.

Otra representación ubicua en la iconografía de la cerámica santamariana corresponde al ñandú o suri, la que aparece representada tanto en el rostro como en el cuerpo del “personaje de las largas cejas”. En general, suelen tener sus cabezas orientadas hacia las manos o puco de la figura principal, aunque en algunos casos miran hacia el exterior de la pieza. Mayoritariamente portan cruces en el lomo, ya sea del tipo andino o consistente en dos líneas cruzadas de igual longitud. Cuando no llevan cruz, su lomo presenta espirales, triángulos espiralados, círculos, círculos estrellados, reticulados, dameros o triángulos. Escasos ejemplares presentan suris felinizados, que serán considerados dentro de la categoría “animales fantásticos”.