La iconografía Belén se conoce principalmente por los diseños plasmados en urnas y pucos de cerámica. Estas urnas, pintadas en negro sobre fondo morado o rojo, se caracterizan por estar segmentadas en tres secciones: una base en cono, un cuerpo ovoide y un cuello evertido. En cada uno de estos sectores se despliegan distintos tipos de motivos. El sector central puede estar ocupado por una cara de rasgos humanos, presentada de manera frontal y modelada por medio de tiras de arcilla con cejas, nariz y ojos en altorrelieve y motivos pintados. Este último aspecto es significativo en tanto, el rostro en su conjunto recibe un tratamiento particular y diferenciado, con una pintura de color blancuzco ausente en el resto de la pieza que mantiene el color negro sobre rojo característico de la cerámica Belén. Cada representación antropomorfa presenta un diseño único conservando una base blanquecina sobre la cual se pintan los diseños en negro.
También se presentan rostros antropomorfos como pequeños apéndices modelados sobre las urnas, adheridos en los laterales de las piezas a mitad de camino entre las asas y el cuello.
También se registran rostros antropomorfos en placas y discos de metal