Aguada - Zoomorfos: Felinos
El felino es el icono más emblemático de la iconografía Aguada. Se reconocen distintas configuraciones de este motivo, desde las más analíticas a las más sintéticas. Se lo plasmó en distintos objetos: en cerámica, en arte rupestre, placas de bronce, instrumentos de madera y hueso, textiles, etc.
Se lo representó con grandes fauces, garras, manchas circulares en el cuerpo y en diversas posturas: rampante, con la cabeza atrás, adelante o hacia arriba, elongado o sumamente estilizado. En ocasiones adquiere carácter doble al unirse a otro por la espalda o torso con sus caras mirando a ambos lados y configurando algunas veces figuras de carácter anatrópico. Su imagen tiene un carácter polimorfo que puede ser evocado también a través de sus rasgos atomizados (manchas, patas y sectores dentados que podrían asimilarse a fauces) los cuales son incorporados a representaciones de otra naturaleza.
Inés Gordillo (2009) destaca que en el denominado estilo Aguada de Ambato predomina una representación realista del jaguar, que corresponde a una figura muy elaborada en todos sus detalles de forma y textura. Su silueta es curva y voluminosa y su cuerpo está compuesto de manchas circulares concéntricas; la cabeza, de perfil, tiene un ojo de dos o más círculos y las orejas son en arco; las fauces están abiertas muestran los dientes y a veces la lengua, la cola es alargada y se enrosca sobre sí misma.
Dentro de este mismo estilo, otro tipo de figura felínica no tiene manchas en el cuerpo y su vientre es voluminoso. El cuello, alargado y oblicuo, a veces presenta características ofídicas. La cabeza está representada por un ojo con círculos concéntricos, orejas y crestas en forma de gancho y fauces aserradas que en algunas oportunidades muestran una lengua larga y delgada. La cabeza se encuentra en posición baja, por lo que el animal aparenta estar agazapado.
Dentro de lo que se ha denominado estilo Aguada de Portezuelo, González (1988) destaca que el felino es el tema más comúnmente utilizado. Según este autor, el felino puede ser un acompañante de las figuras principales o un motivo simple o compuesto y puede ser representado de manera relativamente realista y fácilmente identificable. En general presenta un cuerpo retorcido, ojos desmesuradamente grandes y generalmente la saliencia de la oreja como un gancho hacia arriba. Las garras son otros tantos ganchos curvos. La boca puede ser una especie de flecha que surge en un ángulo formado por dos rectas, una cruz u otros. Los ojos son ovales con pupilas rectilíneas.
A veces, la figura del felino aparece acompañando a personajes antropomorfos y se lo ha representado de manera que su postura (con la cabeza vuelta hacia abajo) parece indicar la sujeción del felino al hombre.
Por su parte, este mismo autor describe los felinos del estilo Aguada de Hualfín como polifacéticos, especímenes de largas fauces, lengua, ojos rectos y de boca aserrada. Sus elementos fundamentales son cabeza con fauces, lengua, ojos y orejas; manchas circulares con círculos concéntricos; cola y garras. En algunos casos el cuerpo se presenta esquematizado en una cinta alargada, ondulante, que al unirse a la cola termina generando una imagen cuasi-ofídica pero que conserva las garras y las manchas.
Distintos autores han abordado el tema del significado del felino en Aguada y concuerdan en asociarlo a un fuerte simbolismo religioso propio de estas sociedades.
Gordillo, plantea que el jaguar afecta a todo el horizonte conceptual y perceptivo de la figuración (ya sea como metáfora animal, ser sobrenatural, deidad o alegoría) y presenta explícita o implícitamente una relación significativa con el hombre, tanto de oposición, como de identificación y subordinación. Esta autora se pregunta, entonces, si el dominio del jaguar por parte del hombre que muestran las imágenes (ya sea mediante la apropiación de sus atributos o cualidades, o por la sujeción de su figura, o incluso por el acto mismo de representarlo) no se constituye también en el dominio del mundo natural y social.
María Bovisio, por su parte, resalta que la etnografía sugiere que la vida cultural de las imágenes felínicas está basada en metáforas y alusiones surgidas del modo en el que se conciben las relaciones predador-presa, metáforas que tienen el poder de simbolizar relaciones sociales, naturales y sobrenaturales. En este sentido, sostiene, la trascendencia del felino radicaría en que es un peligroso competidor y predador del hombre. Esta experiencia de lo animal por comparación con lo humano sería tanto de orden racional como emocional y daría cuenta del uso de símbolos animales para expresar a través de la metáfora valores y relaciones sociales
También se destaca que ‘complejo felínico’ daría cuenta de los procesos de transformación chamánica en contextos de consumo ritual de alucinógenos, cuyos protagonistas serían los representantes de un poder político-religioso.
Al respecto, Bernarda Marconetto, analiza el diseño de círculos concéntricos que han sido asociados en la literatura a “manchas de jaguar”, cuya forma, considera, podría asociarse a las semillas del cebil, planta alucinógena ampliamente utilizada durante el período en cuestión. Estas semillas son de forma circular a subcircular, aplanadas, de color marrón oscuro, de aproximadamente un centímetro de diámetro y tienen la particularidad de mostrar un diseño circular interno, por lo que la semilla presenta una forma semejante a un círculo concéntrico. Su observación no le resta importancia al jaguar, sino que destaca que muchas veces se han representado seres que resultan humanos, animales o transformaciones; y que las “manchas” o los círculos podrían remitir al vehículo de esa transformación, es decir a las semillas de cebil.
Irene Albuerne - Vilma Díaz y Zárate. Diseños Indígenas Argentinos. Editorial: Emecé.
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