Palabras del Alma:
Hace trece años, con un grupo de amigos, compañeros y compañeras de camino decidimos crear una biblioteca en uno de los barrios más postergados de la periferia de la ciudad de Pilar (provincia de Buenos Aires): el barrio Peruzzotti. La Biblioteca funcionó durante todo 2008 de manera ambulante, los sábados, en la plaza del barrio. Los libros quedaban guardados en la casa de una vecina, los cargábamos en un carrito y nos instalábamos en la plaza a compartir lecturas, antes, galletitas y encuentros. Al año siguiente pudimos alquilar una casa a 100 metros de la plaza, en 2011 arrancamos con la construcción de nuestro espacio propio, en un terreno que nos ofreció el municipio y en 2015 nos mudamos a nuestra propia casa, que fue construida comunitariamente, con el trabajo de vecinas, vecinos y amigos.
La Biblioteca fue, desde su comienzo, mucho más que un lugar en que se prestaban libros. El objetivo central era, y sigue siendo, crear un espacio que ensanchara los horizontes de nuestros vecinos y vecinas de todas las edades, sobre todo los más pobres. Y en esa búsqueda de “ensanchar los horizontes” también se ensanchó nuestra vida. Y se enriqueció mucho más de lo que ninguno podría haber soñado en los comienzos.
Alfabetizamos a adultos cuyas historias personales estaban frenadas o mutiladas, por no saber leer y escribir. Y pasaron cosas muy conmovedoras. Cuando se alfabetizó, el albañil Alberto pudo dormir tranquilo en sus viajes en el tren San Martín, porque ya podía abrir los ojos y leer el nombre de las estaciones, en vez de tener que estar contándolas una por una para saber dónde tenía que bajarse para trabajar.
Abrimos una sede del Plan FINES, de terminación de la escuela secundaria para jóvenes y adultos, en la que decenas de vecinos pudieron culminar sus estudios y tener sus títulos. Muchos, que jamás lo habían imaginado, tomaron impulso y continuaron estudiando en un terciario o la universidad. Y muchas mujeres descubrieron, en las clases y en el encuentro con otras mujeres, que no tenían porqué soportar que el marido les pegara o las obligara a tener sexo cuando ellas no querían. Muchas se separaron e iniciaron nuevos trayectos de vida, a partir de su paso por el Plan Fines. Trayectos siempre complejos y llenos de obstáculos, más cuando se vive en la pobreza. Trayectos sin duda necesarios más allá de las dificultades.
Los niños y niñas del barrio tuvieron acceso a los más diversos talleres, que fueron cambiando, mutando, reformulándose año tras año: huerta, matemática, lectura y escritura, arte, reciclaje, radio, inglés, portugués, alemán (porque Palabras del Alma recibe voluntarios alemanes y muchos pibes y pibas quieren aprender la extraña lengua de esos viajeros jóvenes y generosos), informática, teatro, carpintería, ajedrez, danzas folclóricas, fútbol, karate, cocina y muchos más.
La Biblioteca se expandió a la provincia de Misiones. Como consecuencia de unos viajes que realizamos todos los años a finales de diciembre, fueron naciendo Biblios Palabras del Alma hermanas: cuatro en colonias agrarias y más de veinte en comunidades guaraníes, muchas de ellas en medio de la selva. Muchos niños y niñas guaraníes se ven privados del derecho a asistir a una escuela, porque los colegios están ubicados muy lejos de los lugares donde viven y no hay transporte público. Y muchos caciques saben que el desmonte traerá como consecuencia que en poco más de una década sus niños ya no puedan vivir de la selva, como lo hacen desde hace cientos de años.
Porque en la selva están los animales para cazar, la tierra para cultivar, sus medicinas, las maderas o la caña de tacuara con la que construyen sus casas. Frente al agotamiento del monte, por manos de hombres blancos, los niños guaraníes sí o sí deben aprender a leer, escribir y hablar castellano para insertarse en ese futuro en el que, dolorosamente, todo parece indicar que ya no tendrán el cobijo de la selva. Nosotros no podemos construir escuelas pero sí bibliotecas. Y así ocurrió: con las bibliotecas por lo menos tienen libros, cuadernos, juegos de mesa. Y casi sin darnos cuenta encontramos un camino para que esas comunidades accedieran a la educación formal. Una vez construidas las bibliotecas, peleamos juntos para que el gobierno provincial nombre maestros. Es más difícil negarse cuando existe un espacio, y en ese espacio hay libros, útiles, calculadoras… y niños y niñas con ganas de aprender, y con derecho a hacerlo.
En 2016, surgió el grupo de Teatro Comunitario Alma de Barro, integrado por vecinas y vecinos, que pudieron contar allí la historia de nuestro barrio Peruzzotti, a través del relato de un día en la Biblioteca. La obra se llama Querida Biblio y, con canciones populares y el estilo rústico y masivo del teatro comunitario, cuenta y muestra las zanjas malolientes, la violencia de los tipos que golpean a sus mujeres porque estas deciden estudiar, las dificultades para llenar la olla, la posibilidad de seguir luchando contra toda esperanza y torcer el destino y construir felicidad, comunitariamente. El grupo está conformado por 35 vecinos-actores. Y los hay de todas las edades. No hay década que no tenga representantes en el grupo: hay niños de 0 a 10, adolescentes de entre 10 y 20, jóvenes entre los 20 y los 30 y mujeres de más de 80, sin saltear ninguna década. El grupo, que se llama Alma de Barro, logró que algunas abuelas que ya no querían salir de sus casas se animaran a actuar: lo hacen con el bastón en sus manos y su alegría a flor de piel. La experiencia impulsó también a varias vecinas a seguir carreras relacionadas con el teatro. En estos días, el grupo inicia su utopía de construir, en el terreno de al lado de la biblioteca, el primer teatro de barro de la Argentina, a través de un proyecto de bioconstrucción, comunitaria y respetuosa del medio ambiente. Una utopía que se va a transformar en realidad.
También en 2016, nació Radio Palabras del Alma, que transmite por Internet, y en la que tienen voz aquellos que siempre fueron acallados. Hay programas conducidos por mujeres, adolescentes y niños del barrio, otros programas realizados por guaraníes, que desde las comunidades de Misiones mandan los audios de whatsapp (en lo que se oyen las gallinas como fondo), programas llevados adelante por personas trans o con discapacidades, programas realizados desde villas de emergencia (en los que la “música de fondo” no son las gallinas sino los ladridos de los perros). Las voces genuinas, potentes y cargadas de mensajes intensos y necesarios, de aquellos y aquellas que no tienen espacio en los medios masivos y que conforman lo que Rodolfo Kusch llamaba América profunda.
Hace algunos años construimos comunitariamente otra sede de Palabras del Alma, en el barrio Nuestra Señora del Pilar, un barrio con mayoría de población boliviana. Allí los talleres se dieron durante los primeros meses en nuestra construcción, que aún no tenía techo, ya que nos faltaban recursos para comprar los materiales. Pero los niños y niñas tenían tantas ganas de aprender y encontrarse que hubo que arrancar a cielo abierto.
En 2017 surgió Palabritas, el espacio de educación inicial dirigido a vecinitos de tres años que no tuvieran vacantes en los jardines de infantes oficiales. En ese proyecto, que continúa, las maestras-voluntarias respetan los programas oficiales, pero los pibitos y pibitas tienen también contacto con la huerta de la Biblio, izan la bandera argentina junto a la wiphala de los pueblos originarios y pueden ver en las paredes de sus aulas las imágenes de las Madres de Plaza de Mayo Norita Cortiñas, Pepa de Noia y Mirta Baravalle, imágenes que ellas mismas nos regalaron. Las maestras que al año siguiente los reciben en la sala de 4 años de los jardines oficiales destacan lo motivados y preparados que llegan los niños que transitaron el espacio de Palabritas.
Se podría seguir describiendo espacios y propuestas de la Biblioteca. Pero preferiría compartir una breve reflexión sobre cómo se sostienen tantos proyectos tan diferentes, y distantes geográficamente, si tomamos como referencias Pilar y Misiones. Y en todo esto el corazón juega un rol muy importante. Palabras del Alma es una institución sostenida por sus militantes (es tiempo de debates sobre qué palabra utilizar: militantes, voluntarios, trabajadores no remunerados, colaboradores y otras alternativas). Tenemos muy pocos compañeros que reciben algún tipo de remuneración por su trabajo. Por lo cual necesitamos ser muchos para sostener tantos frentes y tratar de que funcionen de la mejor manera posible.
Hace pocos días participamos de una jornada de formación sobre “convocatoria de voluntarios”. En la jornada se manejaron conceptos tales como “capacitación previa”, “entrevistas de selección”, “búsquedas dirigidas”, “alineamiento de expectativas y posibilidades”, “fidelización del voluntariado”. Las ideas fuerza fueron la importancia de comunicar con claridad (en la etapa de búsqueda) qué tipo de voluntario se necesita y para qué funciones y la necesidad de que la entrevista o entrevistas de admisión fueran bien precisas y permitieran determinar si el perfil del interesado respondía a las expectativas de la organización.
Sin dudas estas herramientas pueden ser muy útiles. Pero en la Biblioteca Palabras del Alma siempre hemos recibido con otro espíritu a nuestros voluntarios/ militantes/ trabajadores no rentados/ colaboradores. Jamás se le dijo a alguien que no hubiera lugar para él. Las puertas estuvieron siempre abiertas para todos. Desde el comienzo entendimos que la inclusión no era un concepto referido solo a quienes venían a pedir ayuda, sino también a quienes querían brindarla. Tratamos de ofrecer el abanico más amplio de oportunidades para que cada uno encuentre el espacio en el que pueda sentirse cómodo y útil, más allá de que coincida o no con aquel proyecto en que más necesitados estamos de ayuda. De la misma manera, cuando alguien se acerca con ganas de llevar adelante un taller, hacemos todo lo posible para que pueda concretarlo, aunque en muchos casos nos parezca que no sea el taller que en ese momento necesita nuestra biblioteca. Esto no significa que no expresemos frente a quienes se acercan nuestras necesidades y diagnósticos. Y por otro lado, no dudamos en negarnos a propuestas que van en contra del espíritu de nuestra organización. Por ejemplo que alguien viniera a ofrecer una charla negadora del avasallamiento histórico que sufrieron nuestros pueblos originarios o un taller sobre la importancia de la competitividad en las relaciones humanas y laborales.
Pero nuestro espíritu es que quien se acerca a dar una mano, siempre encuentre puertas abiertas. Y si no sabe muy bien en qué quiere colaborar, tenga tiempo para esa búsqueda. Y si su aporte es meramente su presencia, su estar ahí, su acompañar, también eso es bienvenido.
En una sociedad en que todos corremos, queremos ser respetuosos de los tiempos del otro, de sus discernimientos.
En un mundo en que la gente vale por lo que produce, queremos valorar la presencia. La Biblioteca también creció gracias a quienes acompañan cebando un mate, conversando, alentando, compartiendo las alegrías y aportando su acompañamiento en los momentos de fracaso. No es poco ese estar ahí. Es un aporte muy precioso.
En medio de organizaciones donde todo está planificado y preestablecido, queremos ser respetuosos del misterio, de la sorpresa, de la riqueza de quien llega con su novedad.
En una realidad donde los caminos parecen estar ya trazados, queremos que nuestros amigos vayan andando sus propios caminos y siendo fieles a sus propias búsquedas… al mismo tiempo que descubren los senderos por los que venimos transitando quienes estamos desde hace más años en la organización.
En un ámbito como el de las bibliotecas, en el que el orden es un valor casi supremo, queremos animarnos a convivir con cierto grado de desorden o caos, que no es más que lo humano en su imperfección, y la posibilidad de la creatividad, con sus intuiciones, tropiezos y construcciones.
En una sociedad atravesada por el individualismo, queremos privilegiar siempre la construcción colectiva. Y ese espíritu comunitario no se conforma con eficiencia sino más bien con afecto, con calor, con paciencia, con aceptación de los tropiezos.
En una realidad en la que no se debe perder el tiempo, queremos generar espacios en que el tiempo se pierda en la alegría de encontrarnos: la charla que se alarga por el ida y vuelta del mate, el fogón, el diálogo sereno.
En un mundo donde la cabeza importa muchísimo más que el corazón, queremos que la Biblioteca Palabras del Alma siga siendo un espacio construido al calor de los corazones. Tanto los de aquellos que se aproximan en busca de un libro, un taller o un lugar para terminar sus estudios, como los corazones de quienes –con sus dudas e incertidumbres a cuestas- se acercan dispuestos a ofrecer su tiempo en la construcción de un mundo más hospitalario, más vivible y menos desigual.
Hernán Nemi es fundador de la biblioteca Palabras del Alma, Licenciado y Profesor en Letras y Profesor del curso de ingreso en la UNTREF.