Alzar la voz
Reconectemos con la naturaleza.
Ella no nos necesita, pero sí nosotres a ella.
Nos brinda desinteresadamente todo.
Desde el oxígeno que respiramos a cada instante
El alimento y la energía para cocinarlo
El agua que tomamos, lavamos ropa y platos
Las vestimentas y nuestras casas.
Aire. Fuego. Agua. Tierra.
Recordemos, somos parte.
Yanina Viegas Mendonça
"Aún continuamos con las mismas luchas por la liberación de los pueblos de Latinoamérica"
Emilia Demichelis
Monumento a Juana Azurduy, obra realizada por Andrés Zerneri (foto de Andrés Zerneri)
Ana María Fernández (2013) recupera a Deleuze, quien explica que el “control del poderío del deseo” consiste en evitar que las potencias deseantes de los y las jóvenes “alcancen las intensidades suficientes para configurar los agenciamientos necesarios que puedan correr los bordes de lo posible” (p. 71). Fernández propone "desnaturalizar las situaciones de aislamiento” (p. 73), para poder imaginar otros deseos e ir por ellos. En cierto modo movimientos en línea con el plantea Anzieu (1982), la necesidad de romper con los prejuicios y las costumbres para lograr el cambio social. Las tres etapas que propone para ello (“descristalizar”, “cambiar” y “consolidar” (p. 64)) no pueden ocurrir de ningún modo sin estos intentos de desnaturalización.
Bernardo Piñero
Referencias Bibliográficas:
- Anzieu, D. y Martin, J.Y (1982). “La dinámica de los grupos pequeños”. Buenos Aires: Kapeluz.
- Fernández, A.M. (2013), “Jóvenes de vidas grises: Psicoanálisis y biopolíticas”, Nueva Visión, Bs.As.
“Sororidad “se define como la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo que empujen a cambios sociales para lograr la igualdad.
Las mujeres necesitamos de esta palabra para construir el nuevo mundo que queremos transitar , por eso es que hoy grito: Sororidad! para que haga eco y resonancia en cada mujer donde quiera que esté.
Mariela García
Cuán importantes fueron todo este tiempo sus voces. Cuando la imagen en la pantalla comenzó a saturarme la vista y las caras se me volvieron emoticones, la sonoridad de la voz cobró una nueva dimensión.
Volvimos a esas largas charlas telefónicas de la adolescencia, sumada a las charlas de whtatsapp con delay. Conversaciones que inician un día y siguen al siguiente, preguntas que se responden luego de varios días.
Ese ¿Hola amiga cómo estás? que siempre llegó en el momento justo, en el que más lo necesitaba y logró hackear el día, darle un nuevo sentido.
Qué bellos esos audios de 8 minutos que terminan demasiado pronto porque se disfruta de cada palabra.
Escuchando nuestras voces logramos estar juntas en los momentos más difíciles, esos en donde nos sentimos encerradas, apretadas por las circunstancias. Nos contuvimos, nos alentamos, nos aconsejamos. Nos enviamos abrazos virtuales con te quieros que sonaban desde el alma, nos contamos buenas noticias y así nos contagiamos la alegría.
Nada nuevo podrán decir, pero yo siento que conocí cada tono, matiz, color de sus voces de una manera especial, diferente.
En un mundo donde proliferan las pantallas, donde las redes sociales insisten en llenarnos de imágenes, la experiencia estética de lo sonoro se vuelve un privilegio.
Natalia Pajariño
Qué es el éxito para mi:
Tener paz interior
Trabajar de lo que amo, que me apasiona, donde pueda ayudar a mucha gente y ganar el dinero suficiente para no tener que preocuparme por él Poder pasar tiempo con mis seres queridos
Poder viajar cuando quiera
Y poder dar respuesta a la pregunta: ¿Qué voy a hacer con mi vida?
Salirse de los caminos establecidos: ¿es de locos no?
El miedo te paraliza y alguien toma las decisiones por vos.
Ya convencida de que no tengo nada que demostrarle a nadie busco mi camino, mi propia fórmula: lo peor que me puede pasar es que aprenda algo nuevo…
¡Les deseo que este momento de incertidumbre se convierta en el mejor impulso para conseguir todos tus sueños!
Patricia Sáenz