Momentos especiales
Aprendí a tejer a los siete años, me enseño mamá, mis primeros pasos en crochet y dos agujas: ropa para muñecas, adornos, flores…yo feliz haciendo lo mismo que mamá: algo más nos conectaba!
Cuando era chica era muy callada y estos ”momentos especiales” dejaban fluir en mi la comunicación y hacer algo por misma me hacia sentir mas segura.
Ya más adelante, yo adolescente, mamá me relataba de su infancia en Trenque Lauquen y 9 de Julio, cuando aprendió a tejer con su madre y entre punto y punto fluían otras cosas: tristezas, enojos (ella perdió a su madre a los 17 años, yo no la conocí) abrazos y mucho amor…
Bufandas, suéteres y demás prendas, ya creo que tenía mas de doce años y la creatividad surgía por la necesidad y por el placer, quería tener algo para estrenar: lo hacía reutilizando, desarmando tejidos y salían prendas de colores nuevos, me empoderaba el darme cuenta que podía hacerme mi propia ropa. Y pasó el tiempo… Ya adulta llegué a AbRiGo movida por el interés en aprender a tejer en telar ingresé como alumna al Taller de Arte , Tejido y Tecnología en el año 2008 y después de aprender las técnicas básicas, todo era experimentar, crear, podía dejarme fluir, me sentí conectada casi desde del comienzo.
Exploré otras áreas dentro del Programa: generar arte partiendo de descarte tecnológico, la mezcla de lanas, hilos, cables, leds,etc. todo generaba tejido, un vínculo estrecho entre tecnología obsoleta, y los tejidos de mi madre, quien lo diría…estoy en esa trama también. En el año 2010, me sume al equipo como docente del taller, todo un desafío para mi manejarme al frente de una clase y la contención del grupo de docentes de AbRiGo me sostuvo hasta que comencé a fluir. Enseñar me conectó con el amor propio, me da mucho placer transmitir lo que sé.
La investigación de Texto, Tejido y Contexto me permitió hacer contacto con gente rica en experiencia textil artesanal de los pueblos que nos precedieron como dueños de esta tierra. Siento que su obra transmite todo su sentir, su ambiente, su cosmogonía: los representa, nos une. Jesús Casimiro, por ejemplo en su tapiz “Inti” desde lo geométrico me transporta a Salta y al mismo tiempo, a una cueva como si fuera una pintura rupestre: estoy ahí... me inspira su obra y también los colores cálidos de la tierra.
El tejido atraviesa mi vida. El tejido me relaja. Me concentro y me pierdo en él. Cuando lo miro y me reconozco, el tejido habla por mi.